Los médicos les temen como a la peste, porque estos enfermos provocan innumerables problemas en los consultorios. Estas personas padecen lo que se conoce como "síndrome de Groves" o del "paciente odioso", caracterizado por una conducta hostil hacia el facultativo que les atiende. Según el doctor Emiliano Suarez Marin, responsable de un estudio realizado por el Hospital Puerta de Hierro, de Madrid, este trastorno roza la patología psiquiátrica y presenta tres variantes: en la primera, el enfermo agobia al médico con innumerables visitas, llamadas telefónicas intempestivas y larguísimas explicaciones sobre su mal; los del segundo tipo pretenden discutir de medicina con el especialista en un plano de igualdad e incluso entablan demandas judiciales injustificadas; el tercer tipo oculta datos e incumple tratamientos.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El principal se establece con los pacientes psiquiátricos. La existencia de un trastorno mental bien definido excluye el diagnóstico de SPO.Quizás el ejemplo más típico lo constituyan las patomimias: estos pacientes suelen evocar sentimientos muy negativos en los médicos que los tratan, pero constituyen una categoría psiquiátrica bien establecida (códigos diagnósticos 300.19 y 300.xx del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales [DSM IV]). No obstante, hay que reconocer que los límites entre la normalidad y la patología mental son tan difusos que ni los propios psiquiatras se ponen de acuerdo al definirlos. Muchos pesados presentan rasgos hipocondríacos, muchos listos rasgos paranoides y, en cuanto a los mentirosos, su psicopatología subclínica puede ser muy variada, desde la depresión leve hasta rayar en cuadros mayores como la personalidad borderline. Esta misma palabra tan psiquiátrica y con tantas acepciones podría aplicarse a los casos de SPO que bordean la patología mental.
Finalmente, hay que tener cuidado para no abusar del diagnóstico de SPO; así pues, no es un pesado el paciente que, lógicamente preocupado por su dolencia, no entiende bien los consejos de su medico y los hace repetirlos. Ni es un listo quien legítimamente quiere conocer la mayor cantidad de detalles posibles de su enfermedad. Tampoco es un mentiroso quien, por razones personales, sociales o económicas, no ha podido cumplir un tratamiento algo complejo o caro... Es más, cuando un médico diagnostica muchos SPO, debería reflexionar y pensar que el defecto tal vez esté en él. Existe, sin duda, un síndrome del médico odioso, pero eso es otra historia...